GUBERNAMENTAL

COHERENCIA ANTE LA POBREZA

Todos los estados tienen que procurar el bienestar de sus habitantes, de cada uno de sus habitantes, y por lo tanto tienen que hacer el esfuerzo correspondiente para erradicar la pobreza, sobre todo la pobreza extrema.

En un estado democrático aquellos que han sido elegidos democráticamente por el pueblo para intervenir en el gobierno de un país deben favorecer los intereses de toda la ciudadanía, en especial a los más desfavorecidos, para ello deben parar de generar POBREZA en aras de un interés financiero, económico o de mercado que genera desigualdad, falta de empleo, recortes en derechos y libertades, miseria y muerte. Y ante un estado no democrático sus ciudadanos tienen todo el derecho a reclamar el cambio necesario para conseguir un estado democrático.

Desde todos los estamentos de gobierno, naturalmente también nivel regional y local, se hacen esfuerzos para ayudar a los más desfavorecidos, muy especialmente por parte de las personas vinculadas a esta tarea. Dichos esfuerzos dependen de las decisiones políticas, sus leyes y presupuestos, afectando directamente a la creación y a la erradicación de la pobreza.

Aunque ya hay vínculos de compromiso de los gobernantes hacia la erradicación de la pobreza, en este objetivo hay que buscar procesos más vinculantes de las autoridades gubernamentales con proyectos concretos que directa o transversalmente garanticen el objetivo de erradicar la pobreza.

EN LOS CASOS DE PAÍSES MÁS EMPOBRECIDOS

Los gobernantes y los habitantes de los estados más pobres de nuestro planeta necesitan ayuda para conseguir un mínimo de bienestar: seguridad, alimentación, sanidad y educación. Hace falta que la ayuda necesaria venga de los demás países, por caridad, por solidaridad y por justicia. Necesitamos una verdadera cooperación internacional, así como unas verdaderas Naciones Unidas, su remodelación y cambio de paradigma es imprescindible.
La primera forma de ayuda es la humanitaria, aquélla que llega a través de entidades internacionales vinculadas a Cooperación Internacional, mayoritariamente realizada por grandes ONG, también Naciones Unidas, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. A pesar de sus carencias es básica y muy mejorable. 

La segunda forma de ayuda corresponde a la de las ONG y demás entidades de ayuda humanitaria y cooperación, ésta segunda suele ser la más presente cerca de las personas que reciben la ayuda. 

La tercera forma correspondería a la de empresarios, nacionales y extranjeros, que invierten en la realización de proyectos de todo tipo, así como la creación de empresas y puestos de trabajo.

Estas tres formas de ayuda deben priorizar el enfoque transversal de la ayuda, con una simple pregunta, la acción a realizar va a permitir que los ciudadanos superen la situación de pobreza y necesidad para conseguir su autosuficiencia, si es así la ayuda va en buena línea, si la prolonga o la empeora hay que cambiar el modelo de ayuda y debiera provocar el cambio de quienes la dirigen.

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